Turismo

El Salado de Turucachi

“Un Pedazo de Mar en Tierra Dulce”

Se encuentra a 1.7 km del centro de Urdaneta, en el barrio Turucachi. Este es un lugar sensacional con un suelo de características especiales con formaciones rocosas que desde sus profundidades nace agua con sal y otros minerales,  con color, olor y sabor del agua de mar, por lo que los habitantes del lugar lo llaman “Un Pedazo de Mar en Tierra Dulce”, Dicha agua salada contiene minerales agregados, disueltos y curativos que en algunos casos lo utilizan para baños terapéuticos.

León Dormido

Descubre la cara del León Dormido entre las montañas.

Esta montaña vista desde lejos tiene la similitud a un León Dormido o como también la llaman la Leona Dormida,  desde su cúspide se puede observar el valle de Saraguro y sus alrededores. En el lugar se encuentra un sendero natural de 1 km de recorrido, pisos rocosos y abundante vegetación nativa, el cual es apreciado por cientos de turistas que se sienten atraídos por su forma, así como otras personas que acuden al lugar para celebrar ceremonias y rituales o para practicar actividades de turismo de aventura como trekking o bicicleta de montaña. 

Su piso es rocoso con gran vegetación, aquí se celebran ceremonias y rituales cada año; desde la cúspide del León Dormido se puede observar el valle de Saraguro y todos sus alrededores.

El León Dormido tiene aproximadamente 50 metros de altura desde su base. Su altura desde el nivel del mar es de 2.598 metros.

El alentamiento arqueológico comprende tres sectores:

1. Un conjunto de cimientos, entre ellos una kallanca (construcción alargada) y restos de habitaciones mas pequeñas.
2. Área de las colcas o depósitos de alimentos. Está construida en la ladera oriental del cerro León Dormido. Se trata de una hilera de 12 depósitos cuadrangulares de aproximadamente 4 x 6 metros por lado.
3. Un sendero, probablemente incaico, que conduce a la cima de la colina convertida en mirador, que ofrece una extraordinaria vista del hermoso y productivo valle de Saraguro. En este trayecto, rocoso y empinado, se advierte un camino de probable origen antiguo. El camino se dirige a una cima en la que sobresalen algunas piedras. En la superficie de estas piedras existen huellas que probablemente fueron hechas por el hombre.

Las coleas son comunes en los asentamientos incaicos. Se construyeron como parte de la infraestructura del estado con la finalidad de almacenar los excedentes de la producción agrícola para luego utilizarlos en zonas deficitarias o en situaciones de calamidad o de guerra.

Durante la conquista y colonización española, los cronistas y viajeros las identificaron a lo largo del Tahuantinsuyo. En palabras del clérigo Murúa: “Estos depósitos, que ellos llaman colcas y nosotros diremos alholíes o graneros, estaban encomendados a personas principales e indios de mucha cuenta y razón, los cuales tenían todo lo que se gastaba por sus quipos. Estos bastimentos estaban guardados para que, cuando se ofrecía guerras o conquistas y el Ynga sacaba de las provincias gente de guerra, les diesen de ello lo necesario para el camino, y cuando pasaban por allí compañías de soldados, se les proveía por orden del Ynga”. (Martín de Murúa. Historia General del Perú. Edición de Manuel Ballesteros, historia, 16, Crónicas de América 35, Madrid, 1987, p. 36).

Otros elementos arquitectónicos estuvieron destinados a un centro administrativo y probablemente residencia de una guarnición militar y de autoridades locales. Los vestigios de estos edificios ahora se conservan únicamente en sus bases.

Aunque no hay estudios de este sitio, se lo cataloga como de origen inca, es decir de fines del siglo XV. Según Max Uhle, el nombre nativo de estas construcciones es Villamarca-Auna.

El área de Paredones se halla bastante destruida, no obstante se advierten hileras de muros y restos de paredes a ras del suelo. La zona de las coleas ha sido también alterada, principalmente por habitantes locales que han retirado las piedras para utilizarlas en viviendas actuales. Otro factor que amenaza estas estructuras es el matorral que cubre gran parte de los muros. En todo caso, hay suficientes evidencias como para emprender en un programa de rescate monumental y puesta en valor.